Hoy estoy de celebración porque mi blog ha vuelto de vacaciones.
No sé si te acordarás que este verano anuncié que iba a dejar de publicar temporalmente en el blog. Pensaba que este descanso iba a suponer un mes y medio aproximadamente. Al final ha sido bastante más.
Antes de nada, voy a pedirte perdón porque hoy puede que no veas contenido de valor aplicable para ti. Es un post muy personal, pero que considero necesario para que entiendas porqué he desaparecido y en qué punto me encuentro ahora.
Te prometo que cada 15 días, como siempre tendrás contenido de valor en el blog. Volveré a hablar de cosas útiles que puedas utilizar en tu vida personal y profesional. También te anuncio que voy a invitar a profesionales muy interesantes para que te ayuden.
Y ahora, volviendo al asunto principal…
Si miro atrás, realmente no parece que haya pasado tanto tiempo. Este año ha volado. Dicen que cuando disfrutas el tiempo pasa rápido. En mi caso no ha sido así, cosa que agradezco.
Me explico.
2016 supuso un antes y un después en mi vida. Reinventarme profesionalmente y emprender en mi pasión fueron los responsables.
Fue un año de muchos miedos, dudas y trabajo, pero todo eso sólo hacía repercutir positivamente en mí.
Desde que soy coach, tengo mayor consciencia de muchas cosas, entre ellas de la importancia de cuidarme física, mental y espiritualmente. Ese año empecé un proceso de desarrollo personal y profesional brutal, que me ha dado muchas recompensas.
Después de un 2016 de crear y sembrar, tenía planificado que 2017 sería el de la recolecta. Pero la verdad es que la balanza se inclina más hacia lo negativo.
Estoy muy orgullosa de un montón de cosas. He tenido muchos logros, pero también muchas dificultades, que no he sabido hacer frente del todo.
El bache gordo lo tuve este verano.
Estoy tan acostumbrada a tener un horario y unos hábitos tan marcados, que me fui una semana de vacaciones y a mi vuelta, no era capaz de retomar mi actividad normal.
Podía haberme tomado un descanso de verdad (y no sólo una semana en todo el año), porque al final ni he sido productiva ni he descansado. A esto se le unió que no tuve ningún cliente nuevo durante el verano.
En ese momento pensaba que simplemente me costaba ser productiva. Ahora sé que no podía serlo porque no tenía foco.
¿Cómo iba a ser productiva si no sabía hacía donde se dirigía mi empresa?
Me puse a trabajar en cosas que no tenían sentido, y al final me aburría, me distraía y pasaba más tiempo en Facebook que produciendo.
Cuando llegó septiembre pensé que volvería a la carga, pero pasó el mes, y la sensación de frustración era peor.
Todo cambió en octubre.
Me di cuenta de que lo que fallaba era que no sabía hacía donde ir. Me tomé unos días para mí. Tomé la decisión de dejar de ir a la oficina hasta que no tuviese claro mi objetivo. En casa, hice lo indispensable y el resto del tiempo, lo dediqué a pensar en todo esto…
¿Qué me había pasado?
¿Qué quería realmente?
¿Cómo podía prevenir que volviera a ocurrir?
Estos días recuperé la ilusión y la motivación. También me sirvieron para redefinir a qué tipo de personas quiero ayudar. Antes abarcaba demasiados perfiles. Ahora me voy a centrar en personas que quieren reorientar sus carreras profesionales.
Voy a ayudar a jóvenes que se dedican a trabajar en algo que no les gusta. Les voy a acompañar a que descubran su verdadera pasión y decidan reinventarse y dedicarse a ella, ya sea emprendiendo o trabajando por cuenta ajena.
La vida es muy corta y tus 24 horas del día tienen que tener sentido y estar en consonancia con tus valores. Vamos a dejar atrás ese pensamiento de: “ya seré feliz cuando salga del trabajo, cuando lleguen las vacaciones o cuando me jubile”.
Sé feliz ahora porque el mañana no lo tienes asegurado.
Esta es la filosofía de vida más valiosa que he descubierto hasta la fecha. A veces cuesta llevarla a cabo al 100% porque llevamos muchos años con la vieja historia aprendida.
Lo que hay que hacer es tener esto muy presente para que cuando nos desviemos, enseguida tú mismo vuelvas a ser coherente.
Para conseguir mis objetivos empresariales, decidí volver a invertir en un mentor. Estoy trabajando con él en un grupo de Mastermind con otros emprendedores. Realmente me está sirviendo para salir de mi zona de confort y para alcanzar metas profesionales.
El último trimestre del año está suponiendo una mejora muy notable y mi situación de desidia y frustración se ha reconvertido. Gracias a esto, 2018 pinta ser un gran año. Voy a aprovechar la inercia de estos meses y todo lo aprendido, tanto de mi verano como de esta mentoría.
Otra cosa que hace que mi trabajo vuelva a tener sentido, ha sido volver a tener clientes. Trabajar ayudando a otras personas es por lo que estoy aquí. Sin vosotros esta empresa no existiría.
Para acabar este post, que al final ha resultado ser un balance de este año, quiero dar las gracias a todas las personas que han estado conmigo este 2017. Ellos saben quiénes son.
Inma Rojo dice
Eres una gran persona Ana, y sobretodo una gran profesional! Sabes escuchar más allá de lo que se dice con las palabras y das justo en la diana siempre! Eso te hace grande y te diferencia del resto! Gracias por aportar tanto al resto! Ya tenía ganas de que volviese el blog!!😊
Ana Tovar dice
¡Uy! Muerta me has dejado… más bien emocionada. Muchas gracias Inma. Lo que dices de mí, por lo menos lo intento. Un abrazote fuerte.